jueves, 10 de junio de 2010

Recordando Antichrist Svperstar

"Mediados del 96. Por ahí, ¿no? Bueno, no viene tanto al caso. Pero de la situación, me acuerdo perfecto. El tema lo había escuchado un par de veces en la radio y se me había quedado pegado, pero así como se te podía meter en la cabeza el último single de Illya Kuryaki. Pero por esas cosas de la vida, prendo la TV y veo un clip que me dejó sin habla. Era chocante. Con un tipo gigante, pelado, con un traje amarillo, que en la siguiente escena aparecía con el pelo largo pero con unos fierros en la boca, y al final estaba sentado en una especie de silla de tortura. No entendía mucho en realidad. Pero era cool. Y era original; algo que con el paso de los años he valorado cada vez más.

Pasaron los meses, y hablar de Marilyn Manson pasó a tener otra dimensión. Tenía literalmente la cagada en todo el mundo. No solo con su música, sino con las cosas que decía y hacía. Además que sus enemigos no eran los tradicionales. Era la iglesia, eran las asociaciones padres y otros similares. Y hacía un buen tiempo que no pasaba algo así. Al menos a mí no me había tocado vivirlo a tal magnitud. Y para cualquier joven o adolescente, cuando un artista cualquiera se gana enemigos tan poderosos como los que tenía Manson, es casi una obligación poner atención. Todo eso ayudó a que se creara un fanatismo por el grupo que rayaba en la locura. Era el concepto que representaba, claro, lo que deschavetó a varios. ¿Pero como hacerse a un lado, si en el medio de todo, estaba involucrado un disco que te volaba la cabeza?

Mariyn Manson, el personaje, ocupaba primeras planas. Poco parecía importar que el álbum tenía grandes canciones. Ni que sus singles se habían tomado los rankings. O que en la producción estaba involucrado nada menos que Trent Reznor. Y ni hablar del hecho que Manson no era ningún idiota; muy por el contrario, parecía mucho mejor preparado para la batalla que sus antagonistas. Todo parecía importar poco, comparado con este satánico enloquecido, que sacrificaba animales, rompía biblias y no sé qué otras cosas.

El primer track ya te dejaba marcando ocupado. ‘Irresponsible Hate Anthem’ es un gran puntapié iniciada. Pero según los créditos, estaba grabado en vivo en febrero del 97, y el “Antichrist Superstar” salía a las tiendas en octubre del 96 ¡Una grabación del futuro! ‘The Beautiful People’, como mencioné inicialmente, es un tema que no te suelta. Es descabelladamente oscuro y potente, con un coro difícil de olvidar. La línea “there’s no time to discriminate; hate every motherfucker that’s in your way” era un reflejo de lo que generaba este disco. Reaccionar contra todo lo que te jodía la vida, contra todos las instituciones que te decían qué era lo correcto y qué era lo malo. Lo más seguro es que la idea de esa frase no fuese esa, sino que se enmarcaba dentro de todo este concepto de la superestrella de rock que se estaba gestando a partir de las odiosidades externas, la cual puede o no ser la historia del mismo Manson.

‘Dried Up, Tied and Dead to the World’ siempre fue una de mis favoritas. Por el ritmo que lleva, por el coro, por lo extraño que se me hacía oír algo que parecía ser una guitarra acústica a cargo de Twiggy Ramirez. ‘Tourniquet’ tampoco puede quedar fuera del análisis. Es tal vez de lo menos “industrial”. Es metal sin más calificativos. Un auténtico placer oírla. Por aquellos días, era lejos lo más duro que sonaba en las radios. Lo ultra cercano que se siente el bajo es más que inquietante. Esa misma inquietud que explota en forma de adrenalina con ‘Little Horn’.

La retorcida ‘Cryptorchid’ y la incendiaria ‘Deformography’ tienen mucha mano de Reznor, pero con los trabajos vocales de Manson, distintos entre sí pero igualmente explosivos, ambas composiciones te dejan bien cargado. El mérito de los temas es que por más densos que parezcan, te permiten igualmente adentrarte en ellos y sentirte como que eres tú el protagonista de la historia. “El Anticristo soy yo”. Y esa sensación es la raja. Y es difícil de lograr. Casi todos los discos que de alguna u otra forma te dejan dado vuelta te hacen sentir que tienes algo que ver con ellos. “Antichrist Superstar”, en cambio, te hace sentir que “tú eres uno de ellos”. No sé si se entiende. Y en el fondo, es tremendamente extraño que te provoque eso, si la temática es tan potentemente agresiva y vehemente.

Cómo no sentirse protagonista con una canción como ‘Mister Superstar’. Tremendo tema, y una letra súper ácida. Escrita desde un peldaño más abajo que este supuesto altar en que viven las estrellas, cual de todas más egocéntricas, que habitan en su propia galaxia, que ignoran a quienes no están a “su altura”. Esa relación muchas veces obsesiva es la que representa Manson. Todo ese rollo, con el riff de ‘Angel with the Scabbed Wings’, recrean la sensación de rito que para muchos significó este álbum. Sí, algo de eso hay.

‘Antichrist Superstar’ es todo lo grandilocuente que debiese ser el tema que le da su nombre a un álbum como éste. Es la canción que yo elegiría si dirigiera una película y tuviera que grabar una escena en donde quemen a alguien vivo. Así de intensa es. ‘The Reflecting God’ es casi funky con su inquietante ritmo, el coro tiene una batería tan poco explosiva que no parece coro, pero a pesar de ello (o “gracias a ello”) es una obra de arte, con quiebre acústico incluido.

‘Man that you Fear’ pone el cierre a “Antichrist”. Delicadamente brutal, y de pasada Manson muestra que no todo en el mundo son patadas en la cara. Es de cierta forma el despertar de esta oscura pesadilla que se vive durante 70 minutos de música. Más de una hora, que con un poco de maquillaje, un fenomenal trabajo de promoción y una tonelada de escándalos y polémicas palabras llevaron a Marilyn Manson a lo más alto en la segunda mitad de los noventas.

En el lapso dominado por el grunge, las estrellas de la época aborrecían de su fama. Los Cobain o los Vedder jamás quisieron tener la figuración que alcanzaron, y hacían que su relación con su propia “gloria” dejase un amargo sabor en la boca. Pero con la posterior aparición de Manson, que demostraba ser un tipo que tenía su ascenso al primer plano muy bien pensado con anterioridad, retornó el glamour al infame mundo del rock. 10 años después de todo aquello, llega a dar risa las reacciones que provocó. Lo en serio que se lo tomaron.

Pero momento. No digo que Manson sea un payaso. Al contrario. Él vive en su extraño universo tal cual nos lo ha presentado a lo largo de este tiempo. Pero no era “el anticristo” en persona, como tanta autoridad pelotuda lo temió. Era un rockero con grandes trabajos por ofrecer (el “Mechanical Animals” es otro disco simplemente perfecto), con muchas ganas de desordenar el asunto, y de tomarle el gustito a la fama. Eso, y dejar al planeta en estado de shock, le bastaron a este descendiente del Anticristo para pasar a la historia."

Fuente: Rockaxis

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