Con su mirada lunática, su afición por la sangre artificial y un repertorio que abunda en canciones sobre asesinos en serie, Alice Cooper parece un entrevistado temible. Sin embargo, el rockero de 62 años se muestra cálido y brillante al hablar sobre su pasado, futuro y, claro, presente: la gira Tour Terror, con la que ha presentado el espectáculo Theatre of death por más de un centenar de ciudades del mundo durante 2010. Mañana hará escala en Barcelona, en el Sant Jordi Club.
Es la primera sorpresa, pero no la última. A lo largo del show -concebido por Robert Jess Roth, director del primer montaje teatral de La Bella y la Bestia de Walt Disney- su protagonista muere cuatro veces. La función se compone de cuatro actos, cada uno ligado a una fase distinta de Cooper. Según la estrella, es un show del que no puede despegarse la mirada un segundo, «porque te pierdes algo».
-Buenas noches, señor Cooper.
-Solo escuchar esas palabras me entra sueño. Estoy cansado, aunque también feliz. Desde que empezamos la gira hemos pasado por un centenar de ciudades: debutamos en Harris, Michigan, y hemos pasado por todo Estados Unidos y Europa. Y ahora España.
-En este nuevo espectáculo muere hasta cuatro veces.
-Y voy a morir por última vez en España.
-Bueno, después tiene Lisboa…
-Ah, sí, es cierto. Siento arrebatarles el honor de asistir a la que será mi muerte definitiva. Por ahora. Es un gran espectáculo, créanme. ¿Puedo anunciar que está disponible en DVD? [Ríe].
-Estos últimos días han salido varios filmes suyos: además de Theatre of death, también el Blu-ray de Good to see you again, Alice Cooper, aquel raro filme de concierto de 1973.
-Uf, qué película tan estúpida. En principio iba a ser un filme de directo al uso, con metraje de la gira Billion Dollar Babies. Pero el director Joe Gannon pensó que no estaría mal incluir metraje de ficción entre las canciones. ¡Y sí, quizá estaba mal! [Ríe]. La estrenamos en cines sin esas partes. Era algo infame.
-Por cierto, en el último festival de Sitges le vimos como actor en Suck, una película de vampiros.
-Esa fue divertida de hacer. También estaban Henry Rollins, Iggy Pop, Moby, al que Jessica Paré se merendaba vivo… Me gustaba mucho la idea de una banda de rock que gana en fama a medida que sus músicos se van convirtiendo en vampiros.
-El grupo de la película representaba el rock en su faceta más excesiva, teatral. ¿Echa usted en falta más grupos así?
-Desde luego que sí. Quiero decir, si vas a estar en una banda de rock, sé teatral. No puede ser de otra manera. Me retuerzo de dolor cuando veo a esas bandas salir con su ropa normal, su pose estática… Luego aparece alguien como Lady Gaga y me digo, ¡guau! No me gusta su música, pero aprecio enormemente que se preocupe por entretener a su público. Yo también me preocupo. Yo ofrezco 90 minutos de concierto donde la gente no puede hacer otra cosa que mirar el escenario. Si apartas la mirada un segundo, te pierdes algo.
-En los 90 fue una gran influencia para Marilyn Manson. Y ahora lo es para Lady Gaga.
-Muchos artistas modernos son alumnos de Cooper: Manson, Gaga, también Rob Zombie. Les inspiro por casar la imagen con la música, por defender el hecho de tener una actitud. Proyectas la actitud hacia el público y el público se siente inspirado, como si el artista fuera una dominatrix, y el público, de algún modo, su esclavo. Todo eso empezó con nosotros. Sonará arrogante. Y de hecho, me gusta que suene arrogante. [Ríe maliciosamente].
-A veces, el personaje puede ocultar un poco la música. Y los discos de Alice Cooper Group de los 70 con el productor Bob Ezrin son muy eficaces, sobre todo Killer (1971). Han envejecido bien.
-Por eso he vuelto a trabajar con Ezrin para mi próximo disco. Después de Along came a spider (2008) tenía ganas de hacer algo distinto, así que me reuní con Ezrin, dimos vueltas a varios conceptos y al final decidimos hacer una segunda parte de mi primer disco en solitario, Welcome to my nightmare, de 1975. La idea era: ¿y si Cooper tuviera otra pesadilla? Se llama Welcome to my nightmare II y es otro álbum de concepto sobre una serie de pesadillas. Suena a mis obras de los 70.
-Usted es rockero pero de derechas, como Ted Nugent, Meat Loaf o Moe Tucker, quien apoya al Tea Party…
-No, a ver, si quiere hablar de política, se ha equivocado de persona. Soy antipolítico. El rock es antipolítico. Cuando era pequeño y mis padres hablaban de política, me iba corriendo a mi habitación para escuchar rock'n'roll. Y hoy en día hago lo mismo cuando mis amigos hablan de política. Me voy a escuchar música o a ver una película.
-De acuerdo, hablemos de películas. ¿Con cuáles ha pasado miedo Alice Cooper?
-Con pocas. Muy pocas. Dos, que yo recuerde. La adaptación de El misterio de Salem's Lot, de Stephen King, que hizo Tobe Hooper en 1979, con David Soul y James Mason. Para mí es una de las mejores películas de vampiros de toda la historia. Y después me gusta Suspiria, de Dario Argento (1977); hay algo que resulta indescriptiblemente terrorífico en esa película.
-¿No cuesta un poco hoy en día asustarse con algo? ¿Nos hemos vuelto insensibles a todo?
-El otro día vi Paranormal activity. Me parece que da miedo pero tampoco el suficiente para no poder pegar ojo durante la noche. Cuando quiere asustar en serio, da un poco de risa. ¿Y Pesadilla en Elm Street: El origen? No da miedo.
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