martes, 6 de julio de 2010

Marilyn Manson en Reseña sobre Libro Rupturas

“Acá estoy, chicas. Por favor formen una fila ordenada”, dijo Marilyn Manson tras separarse de Evan Rachel Wood. Pas mal. Y la regia Jennifer Aniston: “¿Estoy sola? Sí. ¿Estoy enojada? Sí. ¿Estoy confundida? Sí. ¿Tengo días en los que siento pena de mí misma? Por supuesto. ¡Pero lo estoy haciendo muy bien!”. Esta es una historia de dejados y dejadores. “Siempre hay alguien que deja y otro que es dejado”, es el subtítulo de “Rupturas”, libro de lectura universal de Esther Feldman.

“El instante del adiós es tan único y mágico como el enamoramiento, pero en su versión de terror”, advierte.

Entre el testimonio, la psicología y el auténtico humor, se desliza lejos del libro de la autoayuda como salvado milagrosamente por un DT inescrutable que decide mostrar las condiciones del juego, saber lo que hay. O simplemente en virtud de estar muy bien escrito, y por su capacidad de inducir al lector a una introspección necesaria.

El tema es irremediable: las rupturas amorosas. “La primera ruptura es el fin de la infancia”, dice ella. “Uno nunca sabe quién es realmente hasta que no sufre por amor”.

Aparte de ser autora de novelas y guiones como “Lalola” y “Los exitosos Pells”, la escritora argentina publica una visible columna sobre relaciones de pareja bajo el alias de “Doctora Amor”. Significativamente agradece a su marido ser capaz de soportar con una sonrisa que ella se quede escribiendo en un hotel en las vacaciones de verano. Así todos nos quedamos tranquilos. (“Una mujer se enamora de un hombre que la hace reír, pero es capaz de matar por uno que la sabe cuidar”). Con ánimo liviano pero desmentido por la profundidad de alcance de las historias que recoge -y ha escuchado miles-, Esther Feldman transcribe una letra de Violeta Parra y una carta de Carlos Gardel a su gran amor, chica con la que rompía antes de cada viaje (“Frunzamos y a otra cosa”).

Y divide a los descalificados en el país del amor en especies y subespecies. Nada de psicoanálisis deforme. Las eternas frases (“Tomémonos un tiempo”. “No eres tú, soy yo”). Y las tipologías: los eternos abandonados, los livin’ la vida loca, los insistentes, el falso dejado, los negadores, los perdedores seriales, los románticos. Entre los dejadores, la experta reconoce a los (en apariencia) malos de la película, los nietzscheanos, los impulsivos, los perturbados, los obligados, los arrepentidos. Debajo de estas bajas calificaciones, quizá esté usted. O yo.

RUPTURAS
Siempre hay alguien que deja y otro que es dejado
Esther Feldman
Grijalbo
Buenos Aires, 2010
173 páginas

Fuente: LaNacion.Cl

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