Recorrió el mundo buscando maestros espirituales. Es actor, psicomago, pintor, psicochamán y ahora incursiona en el cine documental. Durante años trabajó como asistente de su padre y aprendió la lectura del Tarot y la sanación por el Arte. Como la serpiente, ya se ha despojado de una piel y publica “El Collar del Tigre”, una autobiografía en la que se desnuda.
Durante mucho tiempo, Cristóbal Jodorowsky buscó la respuesta a un koan -un paradójico acertijo zen- que le propuso cuando niño su padre Alejandro: “Hay un tigre feroz en el bosque con un collar de diamantes: ¿Quién se lo puede quitar?”. “Me tomó treinta años responderlo. Me di cuenta de que el collar eran todos mis traumas, las cadenas sociales y genealógicas que me he ido quitando”, dice el autor de “El Collar del Tigre” (Vergara), la autobiografía recién publicada en nuestro país en que narra su atribulado camino espiritual a través del psicochamanismo y la psicomagia.
Los aficionados al cine de Alejandro Jodorowsky (quien fue amigo de Salvador Dali, John Lennon, Enrique Lihn, Federico Fellini y es amigo de Marilyn Manson, Nick Nolte, Santiago Segura, Asia Argento, Jhonny Depp y otras celebridades) conocieron al mayor de sus hijos por su rol protagónico en la película “Santa sangre”. Entonces se llamaba Axel. Pero hoy es Cristóbal, ha cambiado su nombre, ha experimentado una resurrección y, aunque en el libro se diferencie de su padre, asegura que no pretende hacer ajustes de cuentas, sino que integrar el conocimiento heredado con su experiencia. “Mi padre creó la psicomagia, pero yo la apliqué a mí mismo. Ha sido mi vida por quince años y soy una especie de laboratorio vivo, claro que hay pasos evolutivos”, aclara.
EL TIGRE DESNUDO“Durante años me desprecié y viví como un gusano”, revela el autor, nacido en México y radicado en París, y cuenta que, para despojarse de sus muchos traumas, solía presentarse ante sus padres con maletas cargadas de objetos y se encerraba con ellos durante ocho horas de rituales.
“La psicomagia tiene una estructura que viene del sicoanálisis, de la terapia, del Tarot y de la poesía. Pero cada acto es preciso. El psicomago se conecta con el inconsciente del otro y entra en una especie de frecuencia. Se dialoga, se trabaja como en un sueño con la persona, se conoce su situación y se va creando un acto en relación a su propio mundo simbólico. Es como una llave que puede abrir la puerta de esa prisión en la que se encuentra la persona. Por un lado tiene algo de artístico, pero la imaginación está al servicio de la sanación, porque de lo contrario es como sacar una espada sin saber utilizarla: puedes cortar cabezas”, advierte.
A Cristóbal su padre solía decirle que era igual a su abuelo. Además, habían nacido en la misma fecha. De algún modo, el padre le exigía al hijo lo que no le había entregado su propio progenitor.
El acto de sicomagia que cambió de manera radical su relación con Alejandro fue así: consiguió un maquillador de cine profesional y un traje de los años cuarenta para lucir exactamente igual a una antigua foto de su abuelo. Tocó la puerta de la casa de Alejandro y dijo ‘Hola, soy Jaime, tu padre’, causándole gran impresión. ‘Hijo mío’, agregó, ‘te he despreciado, te impedí ser poeta, te torturé y lo siento profundamente, pero ahora regreso consciente del otro mundo y estoy listo para amarte’. Se abrazaron entre lágrimas. Luego dijo: ‘Tu hijo está dentro de mí, porque necesitabas tanto mi amor que me hiciste volver a la vida en él. Ahora descúbrelo… ¡Por primera vez me estás viendo!’, exclamó y le ordenó que lo pintara de color dorado. “Entonces me pintó y salimos a tomar un helado. Tiré a mi abuelo metaforico al río, y justo aparecieron dos policías: ‘¿Señor, qué está haciendo?’. ‘Estoy tirando mi pasado’. ‘¿Y qué sabemos nosotros si no está tirando un cadáver?’. Y era el caso”, narra el autor.
NEOCHAMANISMO
La idea base dice que la mente humana es, a diferencia de lo que nos ha pintado la ciencia, más metafórica y analógica que racional. “Para solucionar una dificultad no basta el lenguaje, necesitamos actos, porque lo que nos sucedió involucró a todos los sentidos”, explica el autor que, en sus múltiples viajes -donde entró en contacto con chamanes como la mexicana Pachita-, se dedicó a comprender qué pasaba en la mente, más allá del folclore y la superstición. “Intenté encontrar dónde está el fenómeno objetivo para después explicarlo como terapia y adaptarlo a nuestro pensamiento cultural”, acota y agrega que “el psicochamanismo es un teatro sagrado”.
“He estado 26 años leyendo el Tarot con mi padre en el Cafe Le Téméraire (París), pero ahora lo leo yo en su lugar”, dice sobre esta forma de lenguaje simbólico que sirvió de piedra angular para sus técnicas. “El Tarot hace brotar las respuestas que existen en nuestro inconsciente. Ayuda mucho, porque uno aprende a utilizar los símbolos, y la mente es esencialmente simbólica”, explica.
Gran parte de nuestras neurosis no emanan sólo de la relación con nuestros padres. En ocasiones son la consecuencia de actos de nuestros antepasados. “Para estudiar el comportamiento humano hay que ir atrás cuatro y a veces hasta cinco generaciones”, dice el autor sobre lo que denomina la psicogenealogía.
Existe un árbol genealógico al cual no podemos cortarle ni una rama. “Es como si te quisieras cortar un brazo”, dice. “Los conflictos que llegan a través del árbol se dan porque las personas no integran ciertas informaciones y ciertos eventos, como separaciones, como la muerte. Y situaciones que ocurren en el mundo, como el terremoto, ¡Una catástrofe! No le gusta a nadie, es un sufrimiento terrible, dramático. Pero si la gente que lo vivió dice: ‘esto no debería haber sucedido’, puede que generaciones posteriores tiemblen y haya una enfermedad de Parkinson, porque no lo han logrado integrar”.
Y pese a estar indefectiblemente unidos al árbol, el autor asegura que “en cada ser humano hay algo único, una joya que hay que pulir desacondicionándonos de las estructuras e ideas que nos han impuesto y que la opacan”.
TODO ES UNO
Nada sobra en el universo. Todo se reintegra. “Si tratas de eliminar algo, simplemente lo arrinconas, y de tanto arrinconarlo lo conviertes en un monstruo. Hay que aceptar que hay una especie de relojería que uno no puede comprender”, dice y precisa sobre su concepto de lo divino: “Yo he desarrollado un dios interior, prefiero tener un ego perfumado que lance salud al mundo, en lugar de tener uno que lance enfermedad. Porque un ego místico puede ser tan fuerte como un ego destructivo. Yo he elegido vivir con un dios interior. Debemos vivir en una especie de narcisismo no megalómano, como si Dios se enamorara de sí mismo. Yo lo llamo la condición original del ser. No hay que buscar afuera lo que ya vive adentro. El amor es la felicidad es la conciencia es la paz es, ahora lo que pasa es que hay que encontrarla adentro, pero ya está. El propósito del hombre es que no hay propósito, el amor a las cosas, hacer lo que amas y ya está”.
Y por estos días, lo que Cristóbal Jodorowsky ama hacer es producir la película que dirigirá en agosto, “El árbol coronado”, un documental de ficción, cuyo casting en internet reclutó a familias reales mexicanas en busca de sanación.
“El cine actual es para niños. Son comerciantes, como vendedores de hamburguesas. Hollywood es una sucursal de Mc Donald’s”, lanza y explica que lo de su película, en cambio, va en serio: “Relata cómo una familia en conflicto se sumerge en un intenso proceso de sanación a través de la psicomagia y el psicochamanismo”.http://elcollardeltigre.blogspot.com
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