jueves, 17 de marzo de 2011

Rock, Sangre y Muerte: Marilyn Manson y la Violencia

Cuando Brian Warner no era más que un desconocido que tuvo la suerte de toparse con Trent Reznor, sus aspiraciones no iban más allá de convertirse en una estrella del rock. Para ello iba a intentarlo de la manera fácil: mediante la provocación. Pero claro, no todo iba a ser tan sencillo. Había que lograr un impacto que fuera más allá de la simple provocación sexual o la apología del consumo de drogas. Los alias ficticios de los miembros de su banda iban a estar tomados de la combinación del nombre de pila de una mujer famosa (una modelo o actriz) y el apellido de un asesino en serie. A partir de aquí tejería un universo en el que tendrían especial importancia las referencias infantiles (incluso las referencias al abuso sexual de menores) o películas como “Charlie y la Fábrica de Chocolate” (el video de “Dope Hat” está claramente inspirado en este filme), las drogas, la violencia doméstica, el uso de armas, el satanismo… De hecho por aquel entonces Mr. Manson se hacía llamar Reverendo, puesto que según él estaba ordenado en la Iglesia de Satán fundada por Anton LaVey.asalto a columbine

Toda esta imaginería de serie B pasada de rosca y empapada en ácido como es normal levantó las iras de los sectores más reaccionarios de Estados Unidos. Así que desde muy pronto, incluso cuando Marilyn Manson and the Spooky Kids todavía no tenían un disco en el mercado, disfrutaron de una “calurosa” acogida entre las asociaciones religiosas de su país. Pero fue con “Antichrist Superstar” cuando la cosa ya se salió de madre: amenazas de bomba en las salas de concierto día sí día también, amenazas de las autoridades con suspender los shows, detenciones,… la misma historia de siempre, publicidad gratis.

A nadie le extrañó cuando en 1999, tras la masacre de Columbine, se dijo que los autores eran fanáticos de la música de Manson, y que por fuerza tenían que estar influenciados por sus letras. Los enemigos de Manson por fin tenían la razón de su parte. Y este suspendió de inmediato la gira que estaba realizando en aquel momento, muy afectado por el suceso.

Claro, visto desde la lejanía a nadie se nos escapa que Eric Harris y Dylan Klebold eran un par de desequilibrados que estaban más zumbaos que las maracas de Machín, y que además habían estado acostumbrados al uso de armas desde muy temprana edad. Pero siempre está mejor echarle la culpa a otro. Da igual que a pesar de su edad tuvieran todas las facilidades del mundo para comprar y mantener todo un arsenal, sin que nadie se preocupara si realmente estaban en su sano juicio. Y la historia seguirá repitiéndose…

Fuente:
http://www.rockandrollarmy.com/magazine/magazine/articulos/480-rock-sangre-y-muerte-malditas-canciones-i.html

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