Alice Cooper (63) ha demorado un par de décadas, otro puñado de discos y un tonelaje de conciertos en consolidar lo indiscutible: se trata de una fiera escénica pionera en el maridaje entre rock y trucos teatrales como el maquillaje o el tributo a las cintas de terror. Pero el mismo Vincent Furnier, su verdadero nombre, invierte menos de un minuto en revelar una faz casi inadvertida: la de cándido hombre de familia, dueño de una vida ejemplar.
"No me llames Vincent. Sólo dime Alice. Sólo mamá me llama Vincent y no creo que tú seas mi mamá", ataja de entrada y cuando se le trata por el nombre que registra su parte de bautizo.
"Pero estoy muy bien. Mi mayor preocupación es que mi hijo Dash se casa pronto y estoy muy feliz con su matrimonio. Será todo muy divertido para Alice", agrega como rápido reporte de su presente y en una de las marcas de su discurso: a momentos, Alice Cooper habla en tercera persona.
Sabe que desde los 60 -cuando fundó la banda que llevó ese mismo nombre y de la que luego se independizó- su figura se asocia a un personaje que cubrió al rock de un carácter apocalíptico asociado a performances violentas, imágenes provocativas y letras que hasta hablan de necrofilia.
Se trata del mismo personaje que, desde los 80 hasta hoy, ha aprendido a convivir con un hombre que abrazó el cristianismo como una nueva forma de rebeldía, que limitó sus adicciones sólo a prácticas como el golf y que hoy mira sus antiguos clichés rockeros como una simple forma de entretención en los escenarios.
Es el mismo artista que ya agendó su segunda vez en el país: luego de su visita de 1995 para el festival Monsters of Rock, Alice Cooper se presentará este 26 de mayo en el teatro Caupolicán como parte de su tour No more Mr. Nice guy, donde presenta su larga lista de éxitos, como School's out, Poison o Billion Dolar Babies. "Además, tiene todos los ingredientes clásicos de un espectáculo de Alice: guillotinas, sangre y muertes ficticias. Siempre he intentado sorprender al público, y darle lo que pide. Porque si túpagas por ver a Alice, esperas básicamente eso en el escenario, aunque estés en el Madison Square Garden, en Wembley o en Santiago", adelanta.
¿Y cómo hoy el artista equilibra sus valores cristianos con un concierto que alude a corrientes como el satanismo? El estadounidense se explaya: "Mis conciertos siempre han mostrado la lucha entre el bien y el mal. Entre ángeles y demonios. Y en esa batalla, Alice, que es el villano, siempre termina muriendo al final del espectáculo. Siempre es asesinado y eso refleja el triunfo del bien sobre el mal. Soy cristiano, soy un artista anti satánico y mis shows son inspirados por Dios. Ellos encarnan una filosofía muy cristiana".
Pero la reconversión no fue inmediata. Tras varias temporadas sumergido en el alcohol y el abuso de drogas, y luego de un par de fracasos matrimoniales en los 70, Cooper conoció la fe cristiana y abandonó para siempre sus adicciones. Incluso ayudó a otros músicos, como Dave Mustaine de Megadeth, a seguir un destino similar.
"Cuando empiezas a envejecer, comienzas a ver qué es lo importante de tu vida. Ahí te das cuenta de que está tu familia y tus hijos. Cuando descubres eso, te preguntas también cómo llenar tu espíritu. Y ahí descubrí que Cristo es lo importante. Beber cervezas o tomar drogas es fácil, pero acercarte a Jesús es la verdadera rebeldía, el gran desafío. Y eso no afecta en nada mi trabajo como rockero", puntualiza.
Como una simbólica coincidencia, su acercamiento a la iglesia coincidió con una revitalización de su legado a partir de los 90, cuando créditos como Rob Zombie o Marilyn Manson reciclaron su fórmula: inventarse un personaje para retratar la cara más decadente del avance humano. "Todos ellos son algo así como mis alumnos", acota el músico, quien además durante este año ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll ("fue lo más cercano a mi graduación escolar", define) y prepara un nuevo disco para octubre.
Pero si de fans se trata, Cooper se reunió el año pasado con Lady Gaga, devota declarada y evidente de su estilo. "Fui a uno de sus shows y me pareció increíble. Después nos reunimos y ella me dijo: 'gracias por permitirme robar tu show'. Me sentí orgulloso, pero le repliqué que ella ha logrado crear un personaje propio, que es muy creativa y que ha inventado su propio maquillaje, ha escrito sus propias letras y ha ideado sus propias coreografías, a diferencia de otras cantantes. No es la música que a mí me gusta, pero ella es el inicio de una nueva era", apuesta Cooper. Las entradas para su recital en Santiago de Chile están en Ticketmaster
No hay comentarios:
Publicar un comentario