Para conquistar la meca del cine uno no solo necesita una linda cara, talento, simpatía y dosis industriales de ‘sex appeal’. El nombre es fundamental para hacerla linda en Hollywood. El nombre es su marca y hay que venderse bien. Por eso múltiples estrellas que nacieron como simples mortales cambiaron sus apellidos, modificaron aquella palabra con la que sus padres los designaron y se adaptaron al glamour que la farándula exige. Aquí desnudamos a los más grandes y te mostramos su verdad.
LOS TRADICIONALES
Para cambiar de nombre existen varias modalidades. Una de ellas es simplemente adaptarlo modificando alguna de las partes que lo conforman. ¿Ejemplos? Pues en este acápite podemos encontrar al rubilindo William Bradley Pitt, mejor conocido como Brad Pitt a Matthew Paige Damon, el adorable Matt Damon, a Angelina Voight (su segundo nombre es Jolie) o a Alfredo James Pacino, famoso como Al Pacino. Es que para hacer más glamourosa la forma en la que nos llamamos todo vale, sino pregúntenle a Cherilyn Sarkisian (la cantante Cher) o comuníquense con el más allá y consúltenle Andrew Warhola (Andy Warhol).
CULPA DE PAPÁ
Yannis Anastassakis nació en Grecia, sin embargo, cuando era muy pequeño sus padres se mudaron a Estados Unidos y tomaron una decisión radical: americanizar hasta sus nombres. Así el pequeño se convirtió en John Aniston, nada más y nada menos que el padre de la actriz Jennifer Aniston.
Él nació como Issur Danielovitch; sin embargo, sus padres (ambos judíos emigrantes) decidieron cambiar sus nombres para integrarse mejor a su nuevo entorno: Estados Unidos. Así el niño creció siendo llamado Izzy Demsky. Años después, cuando entró a la marina durante la Segunda Guerra Mundial, Danielovitch cambió legalmente su nombre al de Kirk Douglas, reconocido actor y padre del famoso Michael Douglas.
Caso similar es el del protagonista de la famosa “Apocalipse Now”, el actor que el mundo conoce como Martin Sheen, pero que realmente se llama Ramón Gerardo Antonio Estévez (su padre nació en Galicia, España) y cambió su nombre para hacerlo más comercial y conseguir más papeles en los cástings. Aquí una revelación que probablemente te sorprenda. Su hijo, al que conocemos como Charlie Sheen, se llama realmente Carlos Estévez.
LOS RADICALES
Sin embargo existen estrellas más osadas, cuyo cambio de identidad fue bastante más radical. En este grupo destacan la ucraniana Milena Markovna Kunis (Mila Kunis), Norma Jeane Mortenson (Marilyn Monroe), David Robert Hayward-Jones (David Bowie) o Allen Stewart Konigsberg (quien luego cambió su nombre al de Woody Allen).
Además tenemos a la hilarante Whoopi Goldberg (quien nació como Caryn Johnson). La actriz decidió usar el apellido tradicional de su familia (de origen alemán judío) porque su madre le dijo que Johnson no era lo suficientemente judío como para hacerla famosa (recordemos que una gran parte de Hollywood es de raíces hebreas). En esta lista también destaca el sobrino de Francis Ford Coppola, quien para que no se hablara de nepotismo en su inclusión al mundo del cine decidió cambiar su estelar apellido (Coppola). Hoy lo conocemos como Nicolas Cage.
No podemos dejar de mencionar a famosas de la talla de Demi Moore (Demetria Guynes), Susan Sarandon (Susan Abigail Tomalin), Bob Dylan (quien nació como Robert Zimmerman y luego cambió su apellido en honor al poeta Dylan Thomas) o al divertido Jackie Chan (quien realmente se llama Chan Kwong-Sung).
Sin embargo no solo las luminarias de Hollywood se adaptan a las exigencias del medio. Los latinos también hicieron lo propio, sino fíjense en el caso de Chayanne (Elmer Figueroa Arce), Ricky Martin (Enrique Martín Morales) o Marc Anthony (Marco Antonio Muñiz).
NOMBRES CON SENTIDO
Las estrellas no solo eligen sus vendedores apelativos porque suenan bien, muchas veces estos tienen un valor emocional para ellos. Este sería el caso de Lady Gaga (originalmente Stefani Joanne Angelina Germanotta). La extravagante cantante eligió su seudónimo en homenaje a su canción favoria: “Radio Ga Ga”, de la famosa banda liderada por Freddie Mercury, quien tampoco nació como tal.
Farrokh Bulsara habría elegido su apellido artístico por la canción “My Fairy King”, la cual rezaba en uno de sus versos “Mother Mercury, look what they’ve done to me”. Según el cantante de Queen, nacido en Tanzania, “Freddy Mercury” era un nombre con “poder”.
Por otro lado tenemos al virtuoso líder de U2. Como lo imaginarán este no llegó al mundo llamándose Bono. La elección del seudónimo que haría famoso a Paul David Hewson nació de un juego. Él y un amigo cercano (el artista Guggi) disfrutaban poniéndose extraños apelativos. Primero, el rockero fue “Steinvic von Huyseman”, luego solo “Huyseman”, después “Houseman”, “Bon Murray” y “Bono Vox O” Connel Street”, el cual finalmente derivó en Bono. Está bien, puede ser que esta palabra no tenga mucha profundidad, pero no deja de ser una anécdota interesante.
Por otro lado encontramos a la estrellita de Hannah Montana, nacida como Destiny Hope Cyrus y que, al ser muy sonriente (smiley) empezó a ser llamada por el nombre que finalmente la hizo una estrella: Miley, Miley Cirus.
Finalmente, y para dejar de marearnos con tantas figuras estelares, tenemos a un hombre del submundo: Marilyn Manson. La devoción que Brian Hugh Warner le tenía a dos símbolos mediáticos lo llevó a elegir su apelativo. Así unió a la rubia debilidad Marilyn Monroe con uno de los más sádicos personajes de la historia: el asesino en serie Charles Manson.
Como pueden ver a veces no importa cómo vengas al mundo, importa en qué te conviertas.
Arte por Erik Skold.
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