miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Evidencia Recomienda: Los Altisimos de Hugo Correa

"Abro los ojos. Estoy recostado en una cama, de espaldas, tapado hasta el pecho. Voy distinguiendo cosas: paredes de un color verde oscuro, limpias y relucientes. A la izquierda, próxima al rincón, una puerta con una ventanilla. Detrás de la ventanilla, la noche. La luz viene de la derecha, de una lámpara con una ampolleta esmerilada. Sin saber por qué su descubrimiento me produce alivio. Algo hay de poco común en el resto de la pieza. Ni el más leve rumor altera el aire. Una persona se aproxima al lecho por la izquierda. Es un hombre joven, de unos treinta años, que viste uniforme blanco, cerrado hasta el cuello. Alto, delgado, con ojos de penetrante mirar. Lleva la cabeza descubierta, y su pelo negro contrasta con la blancura de su piel. Sus facciones son correctas, de rasgos definidos, e irradian una calma desconcertante. —¿Cómo se siente? —La pregunta, en tono seco, apenas interrumpe el silencio. —Pues..., no lo sé —respondo, con voz casi inaudible— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? El hombre arrastra una silla, hasta ahora oculta de mi vista por el velador. —En una clínica. Ha tenido una intoxicación alcohólica, bastante grave. Whisky falsificado — replica presto. Habla con un leve acento extranjero, tan leve, que bien podría deberse a la dureza de su pronunciación—. Estuvo muy mal, pero ya pasó el peligro. Sin embargo, no puede recibir visitas ni comunicarse con otras personas, mientras el médico no lo permita. —¿No es usted el médico?"

Un Requiem-Homenaje Para un Altisimo

Estando la inspiracion principal del clasico del cine ciencia ficcion, El Quinto Elemento, en la novela grafica El Incal del psicochaman y artista chileno Alejandro Jodorowsky, no nos extrañe que la inspiracion de otros clasicos del cine fantastico esten en otras novelas cyberpunk de Hispanoamerica como en esta del tambien chileno Hugo Correa, un tipo que se codeó con los grandes, lease Bradbury, Asimov, Clarke, Henlein. De hecho no deja de ser sincrónico que Correa haya saltado al hiperespacio, una semana después que Arthur C. Clarke, ilustre colega suyo. Como dijo Baradit (quien recientemente ha publicado su novela grafica Policia del Karma), a esta hora ambos ya deben ser uno con el monolito.
Leer a Correa es descubrir el trabajo de un tipo con una imaginación prodigiosa, que se adelantó en años al cyberpunk (Los Altísimos), descubriendo además que el campo chileno podía ser un escenario perfecto para una pesadilla alienígena (El que Merodea en la Lluvia)
Un mutante antes que los mutantes. Correa fue ignorado por sus pares. Se nos fue olvidado por la tradición narrativa local, que siempre lo miró como bicho raro, como una esquina curiosa, obviando que ha sido de los contados autores nacionales que logró conquistar y ser bien criticado en mercados tan exigentes como el norteamericano, el inglés o incluso el ruso. Correa fue nombrado entre los más grandes cultores de la ciencia ficción del mundo, y Los Altísimos entre las 100 mejores novelas del género, un honor no sólo para él, sino para Chile y de rebote para quienes lo leímos y conocimos.
Quizás el reconocimiento vino implícito, a través de Baradit, Solar, Bisama, Castro, Meir y todos los integrantes de una nueva generación de fantanautas criollos que han dado que hablar, recuperando la tradición y la dignidad de lo fantástico en las letras nacionales. Ese al final, es el mejor de los premios.
¿Y ahora que viene? Los obvios artículos en suplementos culturales, campaña para que un asteroide lleve su nombre. Si me preguntan yo abogo por la creación del Premio Hugo Correa, un certamen anual que celebre lo mejor de lo fantastico en cine, letras y gráfica chilena. Nuestros Hugos locales, los que entiendan, entenderán.

Una entrevista a Hugo Correa

Extraterrestres, navegantes espaciales y ucronías que cambian la historia son elementos que abundan en la literatura de este escritor chileno. Un ilustre desconocido de quien se ha dicho es el mejor autor de ciencia ficción latinoamericano.

Hace treinta años, una sonda espacial se salió de órbita y se estrelló en el sur de Chile. La máquina había sido enviada a la Luna para traer muestras de rocas, pero volvió con algo más. Una rara criatura que crecía con la lluvia. Este relato fue escrito en 1961 por Hugo Correa y apareció bajo el título de El que merodea en la lluvia, tercera publicación del autor y un claro ejemplo de su obsesión por el espacio exterior.
-¿A qué planeta le gustaría viajar?
-A Marte, porque es el que más ha inspirado a los escritores de ciencia ficción. Es como un escenario clásico del género, arrastra toda una tradición que va desde H.G. Wells hasta Bradbury.
-A propósito, ¿es cierto que conoció a Ray Bradbury?
-Sí, estuve con él en el Writers Program de la Universidad de Iowa. Le gustaban bastante mis cuentos. De hecho, fue él quien los llevó a The Magazine of Science Fiction, cuyo editor científico era Isaac Asimov.
-¿Nunca se sintió un bicho raro siendo prácticamente el único autor chileno de ciencia ficción?
-Un extraterrestre querrás decir... (se ríe). Ser escritor de ciencia ficción de por sí te marca.
Eres un tipo específico de narrador.
-¿Cómo se interesó en el género?
-De niño me gustó mucho la idea de lo desconocido y de los mundos que venían. Además, siempre fui un cuentacuentos. Los Altísimos, por ejemplo, está plagado de ideas que cuando chico le contaba a mis hermanos menores.
-¿A qué atribuye el hecho de que, a pesar de haber sido traducido a diez idiomas y recibir elogiosas críticas fuera de Chile, muy pocos lo conozcan? ¿Hay prejuicios frente al género de anticipación?
-Es que la gente tiene metida la idea de que la ciencia ficción es un subgénero. Como si una obra dependiera del género. Desde ese punto de vista, una novela realista siempre sería buena. En todo caso, esto ocurre sólo en Chile. En el extranjero se sabe que hay muy buenos escritores y libros de ciencia ficción y se les valora por eso. Por ejemplo, nadie discute la tremenda calidad literaria de Philip K. Dick (autor de la novela que inspiró Blade Runner).
En 1956 Hugo Correa publicó su primera novela,Los Altísimos, una historia futurista que describe una civilización altamente tecnológica que centra su existencia en el triángulo máquina-hombre-máquina, donde la subordinación humana a las máquinas alcanza caracteres dictatoriales. Mismo esquema de la apocalíptica corriente que en los 80 encontró voz y éxito en jóvenes autores norteamericanos como Bruce Sterling (Islas en la red) y William Gibson (Neuromante).
-¿Qué le dice el término ciberpunk?
-En realidad no he leído mucho, pero conozco bien el tema porque de alguna forma lo abordé. En 1967 apareció en The Magazine of Science Fiction Alter Ego, un relato que describía una sociedad futurista que vivía con máquinas inteligentes que les solucionaban la vida. El protagonista de la historia era alguien que utilizaba un casco para conectarse a ese sistema y así podía moverse dentro de él. Este casco le agudizaba las percepciones y los sentidos, como hoy lo hace la llamada Realidad Virtual.
-¿Escribe a máquina o en computador?
-A máquina. No tengo computador, pero me encantaría tener. Abre muchas posibilidades, como internet y el correo electrónico.
-¿Está familiarizado con internet?
-No, es una deuda que tengo pendiente.
A pesar de su prolongado silencio literario, Hugo Correa no ha parado un sólo día de trabajar. Desde hace dos años, está encerrado en una nueva novela con la que pretende regresar a la ciencia ficción. Aunque todavía no tiene nombre, la historia está bastante avanzada: Trata de los Preadamitas, una raza anterior a Adán creada por Dios (Yahvé) y cuyo destino nadie conoce. Yo le busco un destino a esa raza con mi ficción. Claro que no he podido encontrar editor, usted sabe, en Chile sólo se edita lo políticamente correcto y la ciencia ficción parece ser de oposición.
-¿Cómo va a ser Chile en el futuro?
-Un país bastante más ordenado y limpio. Creo que el problema de la contaminación va a solucionarse y que la gente, gracias a internet y a otras redes informáticas y virtuales, va a volver a la vida rural. Las ciudades van a desaparecer. De aquí a cien años, metrópolis como Santiago o Nueva York van a ser monumentos, nada más que eso.

Pueden Descargar Los Altisimos desde

Fuente:
http://fortegaverso.blogspot.com/2008/03/hugo-correa-1926-2008.html

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