Es una mujer extrema, que no tolera las medias tintas. Adora el pasado y sus objetos, pero no se separa de su Ipad y su Blackberry. Despidió a una estilista porque se atrevió a sugerir que unos zapatos vintage de los años 40 quedarían perfectos con uno de sus pantalones vaqueros. “You are out of here” (¡Estás fuera!), le dijo. Desde entonces, prescinde de los servicios de estilismo y se hace cargo de todo. Y eso incluye teñirse en casa, de un negro rotundo, su melena rubia natural. Debe de ser la única celebrity que tiene raíces claras cuando le empieza a crecer el pelo.
Ha pasado de ser la sufrida esposa del irreverente Marilyn Manson a salir con un aristócrata francés repeinado y de chaqueta planchada. Pero del asunto Marilyn Manson no quiere hablar: es lo primero que nos advierte su agente de prensa. Para todo lo demás, está disponible y perfecta a las 12 de la mañana en un hotel de Madrid. Ha llegado como embajadora internacional de Cointreau, para presentar My Cointreau Travel Essentials, un minibar de edición limitada (solo 300 unidades). Lleva un traje sastre de los años 50 color nude que impresiona por su patronaje perfecto. Pero lo que realmente deja sin aliento es su cintura ceñida por un corsé. Según Wikipedia, el sistemático uso de estos artilugios le ha dejado un diámetro de 46 cm que, una vez aprisionado por las cintas, se reduce a 42. Enseguida deja las cosas claras: “No es cierto que duerma con el corsé y no estoy obsesionada con tener la cintura más estrecha del mundo”. Mensaje recibido. En cualquier caso, es imponente.
Miro mis vaqueros y mi camiseta, trago en seco y le pregunto por su infancia de “patito feo”, según sus palabras. ¿Cómo ha logrado convertirse en esta belleza? “Bueno, todo tiene bastante que ver con otorgarse poder –dice con una gran sonrisa–. Si sientes que no has nacido con una belleza natural despampanante, puedes crear glamour por ti misma. Ser bello tiene que ver con sentirse deseado y todo lo que uno hace para lograrlo”.
AUTOCREACIÓN. Entonces, ¿la belleza es una construcción? “Definitivamente. Todas las mujeres pueden construir su belleza, que no depende tanto de la edad ni del físico; es algo mágico, creativo, que se puede ir fabricando cada día”. Este fue el gran descubrimiento de Dita cuando era adolescente y aún se llamaba Header. Tras buscar cómo encajar su físico –1,65 m, ojos pequeños, nariz tirando a larga– con el de las rubias exuberantes de tez bronceada que eran el ideal estético de los 80, decidió que no se podían pedir peras al olmo.
Su madre sentía pasión por la época dorada del cine, especialmente por la actriz Betty Grable y sus pensados atuendos. Mucho antes de que el vintage enamorase a modernos e “indies”, ya le compraba a su hija ropa de época. Y cuando Dita tuvo que resolver sus conflictos de identidad, hizo lo que ningún adolescente haría: hacer caso a su madre. “Las imágenes modernas de la belleza no estaban a mi alcance. Eran chicas rubias, en biquini, con nariz pequeña, naturalmente bellas... Yo sentía que aquello no funcionaba conmigo. Pero, al mirar imágenes de los 40 y 50 (pestañas largas, uñas rojas, vestidos bien cortados, ondas en el pelo...), me pareció que podría construirme esa estética porque no tenía que ver con la belleza natural, sino con la creación de un artificio”. Sabe que es la musa de una legión de adoradores de lo antiguo. Ella misma se coloca en ese registro. “Todo lo que tengo es obsoleto, esa es la clave”. Está obsesionada con coleccionar cosas: peinetas, zapatillas de ballet, lencería vintage, corsés victorianos, sombreros, joyería, boquillas... incluso electrodomésticos. La cocina de su casa de soltera –tras su divorcio de Marilyn Manson– está amueblada con una nevera y una cocina rosa de los años 50. “Y todo funciona”, asegura. Además, conduce dos coches clásicos: un Chrysler New Yorker de 1939 y un Jaguar del 65.
PASADO Y FUTURO. Los sociólogos dicen que en todas las crisis económicas hay un movimiento retro: en la moda, el diseño, el cine... Las épocas anteriores parecen más seguras cuando hay incertidumbre en el presente. “No es mi caso –dice Dita–, yo lo abracé mucho antes de la crisis. Pero es cierto, el pasado siempre parece tranquilizador; al menos, es algo conocido. Y cuando la gente lo pasa mal, como ahora, eso puede consolar un rato. Aunque creo que es una ilusión pensar que el pasado siempre fue mejor”. A la vez, es una chica hiperconectada. Lo primero que hace por la mañana es revisar el teléfono. También tuitea mucho y sobre muchas cosas: la serie “Dexter”, la boda de Paul McCartney... “Puedes decir que amo el pasado para mi estilo, pero lo quiero lejos de mi vida privada”. Esta frase nos da la única oportunidad para hablar de corazones rotos. Von Teese se divorció en 2007 de Marilyn Manson porque el cantante mantenía “una relación inapropiada con otra mujer”, según contó ella a la revista People. Le pregunto cuál es su manual para superar una ruptura. “A mí me ha funcionado concentrarme en mi trabajo. También, aprender algo nuevo o descubrir un hobby. Se trata de ocupar la mente y el tiempo al máximo; y pensar que el final de una relación es una oportunidad de convertirse en alguien mejor para disfrutar de la próxima pareja que aparezca. No hay que revisar el pasado, no hay que mirar atrás”. Dita no acepta que las sombras del pasado reaparezcan en su vida, aunque lleve un traje con más de 50 años en las costuras.
Dita ha traído de vuelta el burlesque: un striptease con una vuelta de sofisticación y refinamiento que ella ejecuta con zapatillas de ballet, inspiración en el cine de los años 30 y mucho humor. Lo ha bautizado como “new burlesque”. Su primer espectáculo fue en 1992 y desde entonces ha actuado en sitios tan exclusivos como la New York Academy of Art o el cabaret parisino Crazy Horse. “El mayor malentendido sobre este género es que va de una chica bailando medio desnuda con una boa de plumas. No, las estrellas del burlesque se quitan la ropa y punto”. ¿Y cualquier mujer podría hacer un striptease? “Si quiere, por supuesto. Pero tampoco creo que todas tengan que hacerlo. Hy que captar el espíritu de relax que permite entender lo que pasa en el escenario de un night club y sentirse liberada y confiada”. Le pido consejo, ¿cuáles son los tres pasos básicos de un buen striptease? “Tienes que mirarte con atención, descubrir qué partes de tu cuerpo te hacen sentir sexy y escoger la ropa y la música que te gusten y que conformarán tu estilo, que no tiene que ser “pin up”. Se puede hacer un striptease en cualquier época y lugar, siempre que encuentres tu estilo”.
¿Llevar bien un corsé también está al alcance de cualquiera? “Pasa como con los tacones, algunas personas se sienten cómodas con ellos y otras no. Si alguien está interesado en esa época y en ese tipo de prenda, debe probar. Pero tiene que encontrar su talla, probárselo mucho... El corsé no es más que otro modo de realzar la feminidad, como las uñas pintadas de rojo”.
La artista se sienta con las piernas cruzadas y ladeadas hacia la derecha, como solían posar las modelos en las revistas de moda de los 50. Tiene su misma caída de ojos, sus labios rojos, sus manos perfectas... pero, desde esa postura, reivindica su condición de mujer moderna. “La mayoría de los hombres que he conocido dicen que no tienen problemas con las mujeres independientes... hasta que no pueden controlarlas”, sentencia.
De adolescente sufrió desengaños amorosos varios y consecutivos a causa de su estilo. “Todos los hombres han luchado contra mi manera excéntrica de vestir. Debo ser muy clara con ese asunto desde el principio”, reflexiona. Su otro problema es que muchas de sus parejas han cambiado su forma de ser para intentar seguirla. “No quiero eso, busco a alguien que esté cómodo en su estilo. Puedo salir con un hombre que lleve un traje, siempre que esté bien llevado”.
¿Cree Von Teese que dedicamos demasiado tiempo a pensar en los hombres? “Definitivamente. Mis amigas tienen muchos problemas con los hombres, pasan horas decidiendo qué poner en un mensaje de texto. Es casi como un deporte, le dedicamos tiempo y energía. Creo que debemos verlos como un juego, nos los tomamos muy en serio”. Quizás sería mejor hacernos fundamentalistas del “vintage” y volver del todo a los años 30: ellos cortejan y nosotras escogemos. “¡No! Ahora las mujeres estamos en mejor situación. Podemos elegir si queremos ser amas de casa, tener una carrera, ser glamourosas...”. ¿Y si lo queremos todo? “Puedes, todo el mundo puede ser lo que quiera. Mírame, te juro que era el patito feo de mi familia”. Si ella lo dice…
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