sábado, 17 de noviembre de 2012

Nota sobre el Concierto de Marilyn Manson en Ecuador



Cuando se le preguntó qué opinaba sobre el cuestionamiento de Charles Manson al artista por usar su apellido, el artista dijo que Charles Manson forma parte de la cultura americana. “Esa es la opinión de él y no tengo más qu e decir”. Manson fue el autor intelectual de la muerte de Sharon Tate, en 1969. Cumple una cadena perpetua desde 1971. El roquero comentó que no cree en las coincidencias y dijo que las cosas pasan por algo. Por eso llegó a nuestro país. "Fue emocionante ver a tanta gente en el aeropuerto y poder tocar en la Mitad del Mundo". Dio su opinión sobre la piratería musical: “No quiero ser hipócrita y cada quien tiene su juicio para decidir lo que está bien y mal. Quiero que mi música no tenga fronteras”. Contó que no tiene referentes literarios, pero que le gusta Madonna y Los Beatles. "Mi 'look' lo he sacado de imágenes de TV desde que era niño. Creo que el mundo está cambiando constantemente y esto lo hace crecer". Manson contó que sí le preocuparía el fin del mundo, previsto para diciembre de este año, ya que tendría que cambiar la fecha de sus vacaciones. Lo bueno, dijo, es que “todos moriremos juntos”. EN EL CONCIERTO Marilyn Manson lanzó cuatro veces el micrófono en el escenario y compartió un fuerte abrazo con su colega el guitarrista Twiggy Ramirez. A la mitad del show, el artista abrió su mano y dejó caer en el escenario un polvito. Al parecer estaba simulando que lanzaba cocaína al piso. Con su traje de Obispo, el roquero lanzó al público una especie de gas inodoro, de esos que se utilizan en las fiestas y discotecas. El ‘Reverendo’ se cambio de ‘look’ cuatro veces. Primero salió vestido de cuero negro con cadenas y una máscara del mismo material. Después apareció ataviado de Obispo con un traje rojo. Posteriormente salió a escena con una chaqueta blanca de lentejuelas. Al final se quedó ceñido con un chaleco de cuero negro. Manson, en un momento del show, fue a la parte posterior del escenario y dio un abrazo a una persona del equipo de producción. Los cuestionamientos a los políticos y a los religiosos fueron evidentes durante los 66 minutos que duró el concierto

Fuente: El Comercio

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