Ante una multitud de fans, el músico estadounidense dio un show breve, pero intenso y efectivoEs porque era invisible de chico. Entonces, no tuve que crearme un alter ego, tuve que crearme un ego". Así describe Marilyn Manson su propia invención de sí, que incluye desde su nombre (cruza de Marilyn Monroe con Charles Manson), a su aspecto de geisha sado, del mensaje anti-dogma religioso (impulsado por una estricta educación religiosa) a la exacerbación de sus perversiones sexuales.Es la tercera visita a la Argentina de Brian Warner (como le puso su mamá) y estamos en el cierre de jornada del Pepsi Music el sábado en el Club Ciudad de Buenos Aires. Con todo copado por los seguidores incondicionales de Manson, lookeados a su imagen y semejanza.La fecha, hasta ahora, estaba dejando un interesante saldo, con las presentaciones de Los Natas y Massacre, de los stoner rock Poseidótica y también de El Otro Yo y Cabezones (con César Andino y su nueva troupe). Pero el fuerte está al final: cuando el humo rojo anticipa la salida de los músicos y M.M. aparece para el primer tema, If I Was Your Vampire, con el que abre los shows en esta gira. Pero, lo que podría ser un espectáculo "terrorífico", es más bien una parodia de la estética del horror, con un Manson que porta el micrófono con forma de cuchillo (uno de los tantos que lanzará al público durante la noche). Está claro: él no hace de lo satánico-maléfico-demoníaco un culto (cuestión por la que sufrió varias acusaciones); él hace de esto una forma de entretener. Porque Manson es, por sobre todas las cosas, un gran entertainer, un animador que se sube a los usos del shock rock, heredados del glam pero, sobre todo, de Alice Cooper.Excepto por la falta de sorpresa, el show es efectivo y, sobre todo, intenso: en poco más de una hora (sólo 12 temas) el músico resume su carrera en algunos clásicos (como The Beautiful People, con el que cierra, y el cover de Eurythmics, Sweet Dreams) y en los temas nuevos que presenta en este tour (del reciente álbum Eat me, Drink Me).Según Manson, éste es el disco que lo "salvó" de la muerte, de la depresión (por haberse separado de la modelo y artista burlesque Dita von Teese). Y lo cierto es que, en general y, más que nada, en los temas que hace en vivo, se percibe el tinte romántico (Just a Car Crash Away), algo melódico (como el riff de Putting Holes in your Happiness) y hasta con atisbos de pop, en el pegadizo Heart- Shaped Glasses (inspirado en su nueva y joven novia Evan Rachel Wood y, también, en la Lolita de Stanley Kubrick, que usaba estos anteojos con forma de corazón).Manson sale con un cambio de vestuario para cada tema: se calza corset, o sobretodo, o musculosa (todo negro, claro) y se anima al saquito multicolor mientras recorre el escenario de un lado a otro, mientras repta por la pasarela y se deja tocar (un poco). En tanto, sus obsesiones góticas se siguen cantando: vampiros, demonios, muerte. Y ningún parlamento (sólo gritará un par de "¡Argentina!" y un "Buenos Aires"). Nada que temer, entonces, ante la presencia del señor Manson. Nada. Aunque suficiente para soñar con él esta noche.
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