sábado, 15 de agosto de 2009

Grandes Influencias de Marilyn Manson: Anton LaVey

Sin dudas una de las grandes influencias en el Arte de Marilyn Manson es la del ocultista, mago y fundador de la Iglesia de Satan, el doctor Anton Lavey de quien Manson fue amigo personal y quien le dedicó su libro La larga huida del infierno. A continuacion el capitulo integro donde Marilyn Manson cuenta cuando lo conoció y despues una reseña sobre la Vida y Obra del Maestro Anton LaVey.

"Había escrito, había llamado, había suplicado. Finalmente, me concedió una cita durante un descanso en la gira de Nine Inch Nails de 1994, el teléfono del hotel sonó.
“El doctor quiere conocerlo,” dijo la voz de una mujer, firme y ronca.
Le pregunté si al doctor le gustaría ver nuestro show la noche siguiente. Yo sabia todo lo que había que saber sobre el doctor pero él sabía muy poco sobre mí.
“El doctor nunca sale de su casa,” replicó fríamente.
“Bien, ¿cuándo quiere que vaya? Estaré en la cuidad por pocos días.”
“El doctor de verdad quiere conocerlo,” contestó. “¿Puede venir esta noche entre la una y las dos
No importaba a que hora me llamara el doctor ni a que lugar me invocara, yo planeaba estar ahí. Yo lo admiraba y respetaba. Teníamos muchas cosas en común: ambos teníamos experiencia como artistas extravagantes, habíamos puesto maldiciones exitosamente a otras personas, estudiamos criminología y a los asesinos seriales, encontramos un espíritu similar en los escritos de Nietzsche, y habíamos construido una filosofía en contra de la represión y a favor del no conformismo. En pocas palabras, ambos habíamos dedicado la mejor parte de nuestras vidas a echar abajo el cristianismo con el peso de su propia hipocresía, y como resultado habíamos sido usados como chivos expiatorios para justificar la existencia del cristianismo.
“Oh,” añadió la mujer antes de colgar. “Asegúrese de venir solo.”
El doctor era el nombre preferido de Anton Szandor LaVey, fundador y alto sacerdote de la Iglesia de Satanás. Lo que casi todos en mi vida –desde John Crowell hasta Ms. Price- habían malentendido acerca del satanismo es que no se trata de sacrificios rituales, profanar tumbas o adorar al diablo. El diablo no existe. El satanismo se trata de adorarte a tí mismo, porque tú eres responsable de tu propio bien y mal. La guerra del cristianismo contra el demonio siempre ha sido una guerra del hombre contra sus instintos más naturales –el sexo, la violencia, la autogratificación- y la negación de la pertenencia del hombre al reino animal. La idea del cielo es tan sólo la forma cristiana de crear un infierno en la Tierra.
No soy y nunca he sido un vocero del satanismo. Es simplemente una parte de mis creencias, junto con el Dr. Seuss, Dr. Hook, Nietzsche y la Biblia, en la cual también creo. Sólo que tengo mi propia interpretación. Esa noche en San Francisco, no le dije a nadie a donde iba. Tomé un taxi hasta la casa de LaVey en una de las calles más transitadas de la ciudad. Vivía en una edificio negro común y corriente rodeado por una elevada barda de alambre de púas. Después de pagarle al taxista, caminé hasta la puerta y noté que no había ningún timbre. Mientras consideraba dar vuelta y regresar, la puerta se abrió con un rechinido.
Estaba tan nervioso como emocionado, porque, a diferencia de la mayoría de las experiencias en las que conoces a alguien que idolatras, yo sabía que esta no me defraudaría.
Tímidamente entré a la casa y no vi a nadie hasta que estaba mitad de las escaleras. Un hombre gordo de traje con un mechón de cabello negro grasoso cubriéndole la calva estaba de pie en la parte superior. Sin decir una palabra, me hizo un ademán para que lo siguiera. En todas la veces que visité la casa de LaVey, el hombre gordo nunca se presentó ni habló.
Me condujo a un pasillo y cerró tras de sí una pesada puerta, que bloqueaba la luz completamente. Ni siquiera podía ver al hombre gordo para seguirlo. Cuando comenzaba a sentir pánico, me tomó del brazo y me jaló el resto del camino. Cuando dábamos vuelta por el corredor, mi cadera chocó con la perilla de una puerta, haciendo que girara brevemente. Furioso, el hombre gordo me alojó de ella de un tirón. Cualquier cosa que se encontrara tras de ella estaba prohibida para las visitas.
Finalmente abrió una puerta, y me dejó solo en un estudio apenas iluminado. Junto a la puerta había un retrato generosamente detallado de LaVey de pie junto al león que tenía como mascota. La pared opuesta estaba cubierta de libros –una mezcla de biografías de Hitler y Stalin, horror de Bram Stoker y Mary Shelley, filosofía de Nietzsche y Hegel y manuales de hipnosis y control mental. La mayoría del espacio estaba ocupado por un sofá, sobre el cual colgaban varias pinturas macabras que parecían haber sido tomadas de Night Gallery de Rod Serling. Las cosas más extrañas en la habitación eran la cuna gigante en la esquina y la televisión, la cual parecía fuera de lugar, un artículo de consumismo desechable en un mundo de meditación y desprecio.
A algunas personas les parecería cursi. Para otras sería atemorizante. Para mi, era emocionante. Varios años atrás había leído la biografía de LaVey escrita por Blanche Barton y me impresionó lo inteligente que parecía. (En retrospectiva, creo que el libro pudo haber sido un poco predispuesto ya que la autora también es la madre de uno de sus hijos.) Todo el poder que LaVey tenía lo había ganado gracias al miedo –el miedo del público a una palabra: Satanás. Al decir a la gente que era satanista, LaVey se convirtió en Satanás en sus ojos- lo cual no es muy diferente a mi actitud al convertirme en una estrella de rock. “Uno odia lo que teme,” había escrito LaVey. “He adquirido poder sin ningún esfuerzo consciente, sólo siendo.”
Esas líneas pudieron fácilmente haber sido algo que yo hubiera escrito. Igual de importante, el humor, el cual no tiene lugar en el cristianismo, es esencial en el satanismo como una reacción válida a un mundo grotesco y deformado dominado por una raza de cretinos.
LaVey había sido acusado de Nazi y de racista, pero de lo que se trataba en realidad era de elitismo, el cual es el principio básico detrás de la misantropía. De alguna forma, su elitismo intelectual (y el mío) es en realidad políticamente correcto porque no juzga a la gente por su raza o credo sino por el alcanzable criterio de la inteligencia. El pecado más grande en el satanismo no es el asesinato, ni la amabilidad. Es la estupidez. Originalmente le había escrito a LaVey no para discutir sobre la naturaleza humana sino para pedirle que tocara el theremin en Portrait of an American Family, porque había oído que él era el único ejecutante registrado de theremin en América. Él nunca respondió la petición directamente.

Después de estar solo en la habitación por varios minutos, una mujer entró. Usaba un llamativo delineador azul, un peinado innatural de cabello decolorado secado con pistola, y lápiz labial rosa embarrado como el dibujo de un niño que colorea por fuera de las líneas en un libro para iluminar. Usaba un ajustado suéter de casimir azul pastel, minifalda y pantimedias color natural con un cinturón elástico de los cuarentas y tacones altos. Detrás de ella venía un niño pequeño, Xerxes Satan LaVey, quien corrió hacia mí y trató de quitarme mis anillos.

“Espero que se encuentre bien,” dijo Blanche incomoda y formalmente. “Soy Blanche, la mujer con quien habló por teléfono. Salve Satán.”
Sabía que debía responder con algún tipo de frase formal que terminara con “Salve Satán,” pero no pude obligarme a hacerlo. Parecía tan vació y ritualista, como el usar uniforme en la escuela cristiana. En vez de eso, solo miré al chico y dije, “Tiene los ojos de su padre,” una línea de Rosemary’s Baby que estoy seguro que ella conocía.
Al tiempo que salía, sin duda desilusionada por mis modales, Blanche me informó, “El Doctor vendrá en un minuto.”

Las formalidades que había visto hasta ahora, combinadas con todo lo que sabía sobre el pasado de LaVey –como entrenador de animales en un circo, asistente de mago, fotógrafo policíaco, pianista de cabaret y demás- me hicieron esperar una gran entrada. No me desilusionó.

LaVey no entró al cuarto, apareció en él. Lo único que faltó fue el sonido de una explosión y una nube de humo. Usaba una gorra de marinero negra, traje negro y lentes oscuros, aún cuando estaba dentro de su casa a las 2:30 a.m. Caminó hacia mí, me dio la mano y dijo inmediatamente en con su ronca voz, “Aprecio el nombre Marilyn Manson porque junta dos extremos diferentes, al igual que el satanismo. Pero no puedo llamarte Marilyn. ¿Puedo llamarte Brian?”

“Claro. Como se sienta más cómodo,” repliqué.

“Debido a mis relaciones con Marilyn en los sesentas, me siento incómodo porque ella tiene un lugar especial en mi corazón,” dijo LaVey, cerrando los ojos gentilmente mientras hablaba. Siguió hablando sobre la relación sexual que tuvo con Monroe que comenzó cuando él era el organista en un club en el que ella era desnudista. En nuestra conversación, él insinuó que su relación con él fue lo que hizo que la carrera de ella floreciera- el tomar el crédito por tales cosas era el estilo de LaVey, pero nunca lo hacía con arrogancia. Siempre lo hacía con naturalidad, como si fuera un hecho bien conocido.

Removió sus lentes oscuros de su cabeza de gárgola, conocida por miles de adolescentes de la
contraportada de La Biblia Satánica, e instantáneamente nos enredamos en una conversación intensa. Recién había conocido a Traci Lords en el backstage después de un show en el Universal Amphitheater en Los Angeles, y ella me había invitado a una fiesta la noche siguiente. No pasó nada sexual, pero fue una experiencia abrumadora porque ella era como una versión femenina de mí –muy mandona y constantemente jugando juegos mentales. Ya que LaVey había tenido una relación con otro símbolo sexual, pensé que tal vez él podía darme algún consejo sobre que hacer con Traci, por la cual estaba al mismo tiempo confundido y cautivado.

El consejo que obtuve fue muy críptico, lo cual era sin duda otra forma de mantener su poder. Mientras menos te entienda le gente, más inteligente piensan que eres. “Siento que ustedes dos pertenecen el uno al otro, y pienso que algo muy importante está a punto de pasar con su relación,” concluyó él. Sonaba más como el resultado de gastar cincuenta dólares y cinco minutos llamando a Psychic Friends Network que algo que esperarías que LaVey dijera. Pero fingí estar agradecido e impresionado, porque LaVey no era alguien a quien pudieras criticar."
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Anton Szandor Lavey Nació en Chicago, el 11 de abril de 1930. Hijo de Gertrude Augusta LaVey y de Michael Joseph LaVey, su verdadero nombre es Howard Stanton Levey, más tarde llamándose Anton Szandor LaVey. Cuando aún estaba en el instituto comenzaron a surgir en él las bases de sus ideales satanistas
Tras terminar el instituto comenzó a dedicarse a diversos trabajos, entre ellos el de prestidigitador y el de pianista en un club en el que una noche la actriz Marilyn Monroe actuaba y con la que Anton LaVey mantuvo una relación. Más tarde se trasladó a San Francisco y fundó la Iglesia de Satán. Fue, según él, su abuela de origen rumano, más concretamente de la región de Transilvania, quien más influyó en su forma de ser contándole innumerables cuentos de vampiros y demonios.
LaVey se proclamó Papa Negro por estar al frente y ser fundador de la Iglesia de Satán. Alcanzó mayor fama después de dar a conocer al mundo su iglesia y porque el asesino Charles Manson aseguró ser seguidor suyo. Fue un icono dentro de la cultura pop en Estados Unidos, venerado por cantantes y estrellas de todo tipo y participó en el rodaje de un cortometraje de Kenneth Anger. Algunos de los muchos personajes famosos asociados con su iglesia son la actriz Jayne Mansfield y el cantante Marilyn Manson. Contrario a lo que se piensa, nunca colaboró con el director Roman Polanski en su película La Semilla del Diablo interpretando el papel del Diablo en la escena en la que Rosemary es abusada sexualmente, en realidad, este personaje fue interpretado por el actor Clay Tanner. Fue la inspiración del cantante Marilyn Manson, a quien Anton LaVey nombró Reverendo de la Iglesia de Satán por promover con su música ideas y conceptos afines a su doctrina y además aparece brevemente en el video de la canción Dope Hat.
Anton LaVey murió el 29 de octubre de 1997, en el hospital St. Mary, en San Francisco, Estados Unidos, a causa de un edema pulmonar. Fue llevado a este hospital católico debido a que era el que se encontraba más cerca. El momento de su muerte fue registrado como la mañana de Halloween, pero esto hace posible especular que pudo haber muerto con uno o dos días de diferencia. Se hizo un funeral satanista por invitación en Colma, y su cuerpo fue cremado. Sus cenizas no fueron enterradas, pero fueron eventualmente divididas entre sus herederos como parte de un acuerdo, con la idea de que poseen potenciales poderes ocultistas, y que pueden ser usados en rituales satanistas de magia. Sus hijos probablemente la utilizarían.
Michael Aquino (gran amigo de LaVey), ingreso en 1969 a la Iglesia de Satán hasta que en el año 1976 que decide apartarse de la misma y crear el Templo de Set.



En la noche del 30 de abril del año 1966, LaVey se afeita completamente la cabeza y funda la Iglesia de Satán en California. Según su sistema, este día es el primero del año 1 del reino de Satanás.
A pesar de la gran creencia popular sobre el satanismo, el satanismo de Anton LaVey y su iglesia no podría diferir más de esta. Nada tiene que ver con hacer sacrificios o venerar a la figura del diablo, sino que Anton LaVey con su filosofía acusa al cristianismo de ser una plaga en la tierra que atemoriza, reprime y no deja pensar a millones de personas, muy similar a las teorías del filósofo Friedrich Nietzsche y niega la figura del diablo o Satán como un ser malvado con cuernos y rabo, acusando al cristianismo de ser el único creador de esta imagen para atemorizar a la gente y de esta imagen ser la mayor benefactora del cristianismo en la Tierra. Sin embargo cree en Satán como la representación de la inteligencia y la humanidad en la Tierra y se refiere a su descripción como mito, en la que Satán era un ángel de Dios y pensó por sí mismo y se rebeló contra Él. El satanismo de Anton LaVey y su iglesia promueve la humanidad y la libertad y reniega a toda costa del cristianismo, además de renegar de los sacrificios y profanaciones que otros proclamados satánicos realizan, a los que acusa de ser tan estúpidos como los cristianos y de dar un mal nombre al satanismo. Para diferenciarse de los más comúnmente conocidos satánicos que nada tienen que ver con su iglesia, a menudo los seguidores del satanismo de LaVey son denominados satanistas y no satánicos. Cree en la dualidad entre el bien y el mal de este mundo y dice que el satanismo es exactamente eso, la unión de extremos, como el Yin y yang ya que sin bien no habría mal y sin mal no habría bien. Además la Iglesia de Satán tiene toques muy oscuros que pueden ser asociados con el satanismo de la creencia popular, como la vestimenta y el uso de pentagramas o estrellas de cinco puntas y las cruces invertidas. Además la Iglesia de Satán cree en la magia y realiza rituales, aunque son de caracter espiritual. El símbolo principal de la Iglesia de Satán es el pentagrama o estrella de cinco puntas, la cual representa muy bien la unión de extremos y la humanidad, siendo igual esta que la obra de El Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci que representa al hombre y la humanidad en el mismo dibujo.
Poco a poco va ganando popularidad dando charlas, hasta que gracias a la retransmisión en vivo de una boda satánica se hizo famoso internacionalmente.

Detractores

Los músicos fundadores del black metal noruego le desprecian, por considerar que aunque se autoproclama satánico, propone continuar con el estilo de vida actual (cristiano), puesto que al igual que el cristianismo aboga valores como la fraternidad o la paz. En algunas carátulas de discos de black metal aparece tachada una foto de LaVey, rodeada de la leyenda: no fun, no mosh, no core, no trend. Que significaría "sin alegría, sin pogos, sin líderes, sin seguir tendencias".
La Iglesia de Satán está reconocida como un culto legítimo en Estados Unidos.

Bibliografia

The Satanic Bible. Anton Szandor LaVey (Avon, 1969, ISBN 0-380-01539-0)
The Complete Witch, or, What to do When Virtue Fails (Dodd, Mead, 1971, ISBN 0-396-06266-0); republished as The Satanic Witch (Feral House, 1989, ISBN 0-922915-00-8); revisado y con una introducción por Peggy Nadramia, y epílogo de Blanche Barton (2003, ISBN 0-922915-84-9).
The Satanic Rituals (Avon, 1972, ISBN 0-380-01392-4)
The Devil's Notebook. Kenneth Anger y Anton Szandor LaVey (Feral House, 1992, ISBN 0-922915-11-3)
Satan Speaks!, Introducción de Blanche Barton y prólogo de Marilyn Manson. Kenneth Anger y Anton Szandor LaVey (Feral House, 1998, ISBN 0-922915-66-0)

En español

La Biblia Satánica. Anton Szandor LaVey. Editorial Martínez-Roca (reedición), 2008.
La Biblia Satánica. Anton Szandor LaVey. Editorial Martínez-Roca, colección "Otra Ciencia". (Descatalogado)
La Biblia Satánica. Anton Szandor LaVey. GOIMUSIC. (Tipo)
Cuadernillo del Diablo. Kenneth Anger y Anton Szandor LaVey. (Editado en México)

Filmografia

La Lluvia del Diablo (Devil's rain). Robert Fuest 1975 (aparece brevemente haciendo el papel de sacerdote)

Grabaciones

The Satanic Mass, LP (Murgenstrumm Records, 1968; CD remasterizado con una pista extra, "Hymn of the Satanic Empire, or The Battle Hymn of the Apocalypse," (Amarillo Records, 1994); Mephisto Media, 2001)
Answer Me/Honolulu Baby, 7" single (Amarillo Records, 1993)
Strange Music, 10" EP (Amarillo Records, 1994; En la actualidad en Reptilian Records)
Satan Takes A Holiday, CD (Amarillo Records, 1995; En la actualidad en Reptilian Records)

Sitio oficial del la Iglesia de Satan:

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