Al filo de la hora endemoniada me engullía mi tercer trago contemplando solitario en mi alcoba invernal la repugnancia que me producían los pálidos reflejos de aquellas que fueron mías y ahora pasaron a ser gatos negros fantasmales de pupilas tan minúsculas cual agujas.
Mas no creas que bebía para olvidarlas sino para encender la sensación eufórica que me permitía destazarlas con la intensidad de mis palabras, - Fuera tú, fuera! -. Si pudieras ver cuán ridículas y graciosas parecían .
Pero este truco no bastó. Buscando desaparecerlas con un abrazo anidaron en las profundidades mi corazón. Y luego la sensación de ese viejo pinchazo volvió, un dolor punzante no me hizo llorar sino desparecer, -Aún no! Aún no deseo el Sueño Eterno!
Una lluvia de cristales rotos rompió el silencio, debí haber dejado caer mi copa, de la cual ya no había una nube esmeralda de absenta sino la de un recién nacido. El llanto de un infante transformado en un gato blanco. A las sombras expulsó triunfante y una vez completada su buena acción halló refugio sobre mi herido pecho haciéndome cerrar mis ojos sin temor como ninguno.
Mi inocencia era ésta, perecedera gracias a mí, acaso me duraría un día o dos. Por eso debo renovarla para sentirme bajo control, para aparecer presentable al mundo, en una de mis tantas juergas la condenó sin darme cuenta. Ahora cual ave de rapiña la busco en los ojos palpitantes de la joven, en la risa a flor de piel , en la suavidad de sus labios de seda.
No dudes que aquí termina mi nocturna batalla. Hasta el fin de mis días seguiré cazando las mujeres hechas gatos negros que de vez en cuando se atraviesan sin querer. Dios me libre de que se me multipliquen. Aún así tendrán su cita acostumbrada al dar las tres de la mañana; la que mi dulce Madre odiaba.
Mas no creas que bebía para olvidarlas sino para encender la sensación eufórica que me permitía destazarlas con la intensidad de mis palabras, - Fuera tú, fuera! -. Si pudieras ver cuán ridículas y graciosas parecían .
Pero este truco no bastó. Buscando desaparecerlas con un abrazo anidaron en las profundidades mi corazón. Y luego la sensación de ese viejo pinchazo volvió, un dolor punzante no me hizo llorar sino desparecer, -Aún no! Aún no deseo el Sueño Eterno!
Una lluvia de cristales rotos rompió el silencio, debí haber dejado caer mi copa, de la cual ya no había una nube esmeralda de absenta sino la de un recién nacido. El llanto de un infante transformado en un gato blanco. A las sombras expulsó triunfante y una vez completada su buena acción halló refugio sobre mi herido pecho haciéndome cerrar mis ojos sin temor como ninguno.
Mi inocencia era ésta, perecedera gracias a mí, acaso me duraría un día o dos. Por eso debo renovarla para sentirme bajo control, para aparecer presentable al mundo, en una de mis tantas juergas la condenó sin darme cuenta. Ahora cual ave de rapiña la busco en los ojos palpitantes de la joven, en la risa a flor de piel , en la suavidad de sus labios de seda.
No dudes que aquí termina mi nocturna batalla. Hasta el fin de mis días seguiré cazando las mujeres hechas gatos negros que de vez en cuando se atraviesan sin querer. Dios me libre de que se me multipliquen. Aún así tendrán su cita acostumbrada al dar las tres de la mañana; la que mi dulce Madre odiaba.
por B.C.
1 comentario:
Mil gracias! De hecho, tomé inspiración de otros autores como Edgar Allan Poe. Ahora que la leo me doy cuenta de que el personaje sufre de un complejo que se conoce como vampiro psíquico, aquel quien roba la energía de la gente joven para tomar valor. Y me sigue fascinando la canción por la forma tan desgarradora en que Manson la interpreta.
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